Nunca nos abandonará.
Escucha, Señor, mi voz que te llama, ten piedad de mí, respóndeme.
-Salmos 27:7.
Cuántas veces hemos dicho estas palabras. Cuántas veces las hemos pronunciado con el corazón abierto y la fe resplandeciendo.
Dios no abandona. Él prepara, nos prepara en el camino para su bendición; porque aunque no comprendamos, el alfarero siempre sabe lo que hace, y lo hace por nuestro bien. Su camino no es fácil, pero tampoco imposible. La paz en el corazón es el reflejo de su luz: una luz real y duradera.
Dios no abandona. Está contigo, con nosotros. A Él también le duele tu dolor; no estás solo (a). Él camina contigo en cada paso que das, de tu mano, y no la soltará porque te ama y su amor resplandecerá en ti. Paciencia y fe es lo único que necesitas.
Él dice: <<No temas, que yo estoy contigo; no te angusties, que yo soy tu Dios: te fortalezco, te auxilio y te sostengo con mi diestra victoriosa>> (Isaías 41:10). Confía en Él. Sé que es más fácil decirlo que hacerlo, lo entiendo. Poco a poco puedes lograrlo, porque cuando yo lo llamé al sentir que me caía, Él, con mucho amor, me sostuvo. Y aquí estoy, intentándolo de nuevo.
Porque mi Dios no abandona. Tú puedes. Él cree en ti. Él te ama.
-Layla.




0 comentarios